La reina francesa Ana de Austria. Entre la historia y la ficción.

Al novelista francés Alexandre Dumas (padre) (1802-1870) le debemos la memoria popularizada del reinado de Luis XIII de Francia (de 1610 a 1643). Su personaje D´Artagnan y los mosqueteros saltan de las páginas de la novela Los tres Mosqueteros (1844) y dejan de ser personajes literarios para convertirse en los protagonistas de esa época histórica en el imaginario colectivo.

En la novela se relata una ficción a partir de un hecho histórico (nunca probado, pero confeso en la novela de Dumas): el supuesto romance entre la reina Ana de Austria y George Villiers, I Duque de Buckingham. D´Artagnan se convertirá en mosquetero y será el encargado de defender el honor de la reina. Ana María Mauricia de Austria y Austria-Estiria (Valladolid, 1601 – París, 1666) fue hija de Felipe III de España y Margarita de Austria-Estiria. Se casó con Luis XIII en 1615, convirtiéndose en reina consorte de Francia. En 1624 el Duque de Buckingham viajó a París en misión diplomática, supuestamente fue entonces cuando cortejó a la reina. Dumas provoca un encuentro clandestino entre ambos, en el que el Duque le declara su amor.

8e285a60f15974eea977779b84a9431e (c) Cambridge University Library; Supplied by The Public Catalogue Foundation

  • Conversación entre la Reina y el Duque de Buckingham:

“-Mi Lord- exclamó la reina -, olvidáis que nunca os he dicho que os amaba.

-Pero jamás me habéis dicho que no me amarais; … Hace tres años, señora, que os vi por primera vez, y desde hace tres años os amo así. ¿Queréis que os diga cómo estabais vestida la primera vez que os vi? ¿Queréis que detalle cada uno de los adornos de vuestro tocado? Mirad, aún lo veo; estabais sentada en un cojín cuadrado, a la moda de España; teníais un vestido de satén verde con brocados de oro y de plata; las mangas colgantes y anudadas sobre vuestros bellos brazos, sobre esos brazos admirables, con gruesos diamantes; teníais una gorguera cerrada, un pequeño bonete sobre vuestra cabeza del color de vuestro vestido, y sobre ese bonete una pluma de garza. ¡Oh! Mirad, mirad, cierro los ojos y os veo tal cual erais entonces; los abro y os veo cual sois ahora, es decir, ¡cien veces más bella aún!”

anne-of-austria-by-peter-paul-reubens-c-1625Quizás el retrato de Rubens pintado en 1625 sea el que más se aproxima a la descripción del traje, a excepción del tocado, que podría parecerse a esta imagen inferior.

detalle

Ana de Austria seguirá las pautas que marca la moda; ella marcará moda como regente. Sin entrar en el análisis de la indumentaria del siglo XVII, recorremos el álbum «fotográfico» de Ana de Austria para hacernos una idea de la evolución estilística, que pasa de la silueta renacentista del XVI a la silueta del barroco francés del XVII.

El primer retrato es anterior a su matrimonio celebrado en 1615, perdura la moda renacentista, de marcado caracter español con volumen de falda correspondiente al farthingale inglés. El segundo es de 1638, en el octavo mes de embarazo de la reina, viste la moda francesa que marcó el estilo europeo en ese siglo XVII.
El primer retrato es anterior a su matrimonio celebrado en 1615, perdura la moda renacentista, de marcado carácter español con volumen de falda correspondiente al farthingale inglés. El segundo es de 1638, en el octavo mes de embarazo de la reina, viste la moda francesa que marcó el estilo europeo en ese siglo XVII.

La joven infanta Ana viste el estilo renacentista español heredado del siglo XVI, que se mantiene en la corte española hasta casi mediados de XVII. Amplios verdugados en la falda con forma de campana o tipo mesa camilla como el farthingale inglés, jubones muy rígidos y apuntados hasta la exageración, marcando la estrechez de la cintura, tejidos pesados y cubiertos de piedras preciosas, escotes cuadrangulares generosos, pero casi siempre «amodestados» por la fina gorguera de lencería, el cabello recogido alto debido al uso de grandes golas y cuellos de encaje tipo medici. La moda cambia, y la reina aparece bajo una nueva estética: los vestidos se vuelven holgados, menos rígidos, eliminan la estructura de la falda (algún tontillo en la cintura, varias faldas superpuestas, pero sin estructura completa), el jubón se corta, subiendo el talle por encima de la cintura (después volverá a bajar), el escote se vuelve apaisado, los cuellos almidonados desaparecen y se estilan las valonas de encaje caídas, las mangas se acortan, dejando visto el antebrazo.

Traje real, si no me equivoco entre la década de los 20 y los 60. La primera pintura es de Rubens hacia 1622-25.
Traje real, si no me equivoco entre la década de los 20 y los 50 (década en el que el talle vuelve a bajar). La primera pintura es de Rubens hacia 1622-25. Los cambios estilísticos se aprecian especialmente en la ubicación del talle, la forma del escote, el tipo de peinado, el volumen de la falda, los tipos de cuello. Las mangas son siempre voluminosas, adquieren variedad de formas.
De nuevo la evolución del estilo renacentista del XVI al barroco francés del XVII. El cabello pasa de estar recogido en copete alto, para permitir el uso de cuellos voluminosos, poco a poco va descendiendo hacia los laterales, hasta que la eliminación de usos de cuellos y la moda del escote apaisado permiten "soltarse la melena". El tema de los peinados del siglo XVII da para hablar en otra entrada.
De nuevo la evolución del estilo renacentista del XVI al barroco francés del XVII. El cabello pasa de estar recogido en copete alto, para permitir el uso de cuellos voluminosos y almidonados, poco a poco va descendiendo hacia los laterales, ocultando las orejas, hasta que la eliminación de cuellos y la moda del escote apaisado permiten «soltarse la melena».
Peinado hurluberlu, se pone de moda hacia mediados de los 60, justo antes de su muerte.
Peinado hurluberlu, se pone de moda hacia mediados de los 60, justo antes de su muerte.

 

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